viernes, 27 de agosto de 2010

JUAN CASASSUS: discurso más allá del discurso

La Provincia, y sobre todo una ciudad como Vallenar, rara vez tienen la oportunidad de ver y escuchar a figuras relevantes de pensadores nacionales realmente críticos y contundentes en el planteamiento de sus ideas. No sólo porque la mayoría de los que escriben y "piensan" sobre la educación, sociedad y el ser humano hoy, son personas que en realidad omiten la verdadera reflexión, y replican lo que otros piensan y construyen, sin deconstruir desde ahí para construir una nueva visión de mundo y realidad, ni siquiera tienen ya la capacidad de cuestionar radicalmente, y fundadamente, las causas de las hondas crisis que nos perturban (las verdaderas, no las inventadas para distraer la atención de aquellas); sino que también porque a la provincia se le ha vedado la posibilidad de "ser pensante", ya que sólo somos "replicantes" de políticas y pensadores externos y "superiores"
Uno de estos pensadores es Juan Casassus, sin duda. Tuvimos el privilegio de escucharlo ayer jueves 26 de agosto aquí, en nuestra ciudad. La convocatoria fue dirigida especilamente a profesores y profesionales del ámbito educativo porque el discurso y los estudios de Cassusus apuntan precisamente a la mirada crítica sobre ese ámbito: la educación. Un ámbito que hoy da para muchas discusiones, todas ellas, o la mayoría, faltas de fundamentos reales, o presas de una realidad que no deja ir más allá del marco conceptual que presupone, sin pie en lo concreto, o con una pretensión de realismo que no es tal.
Lamentablemente ni siquiera en el ámbito educativo se está preparado a veces para este tipo de discurso, y lo que se aplaude y se discute, muchas veces, luego de escucharlo es, en definitiva, un eco de nuestras propias necesidades y reivindicaciones. Nuestras ideas cuestionadas por otro, pero que es necesario rescatar, anulando el discurso del otro, o recibiéndolo desde una perspectiva de condescendencia, sin la reflexión salida de nuestras experiencias cotidianas en el terreno educativo.
¿Qué sabemos realmente de educación? ¿Hemos reflexionado medianamente sobre este término: educación? ¿Qué es educar, qué se educa, cómo se educa y por qué se educa así? Son algunas de las preguntas que intenta despertar Juan Cassasus, y replantear, en el supuesto de que hayan sido planteadas realmente alguna vez. En caso contrario, lo que hace Cassasus es intentar plantearlas por primera vez. ¿Cómo es posible que hablemos de educación si ni siquiera nos hemos detenido a pensar lo que esto implica o debería implicar para nosotros? ¿Cómo es posible que estemos discutiendo sobre la "calidad" de la educación sin habernos detenido a verificar (en la realidad, nuestra realidad) qué es la educación y menos aún qué es la "calidad" de la educación? ¿Es admisible el término "calidad" para cualificar la educación? ¿Qué es lo "mejor" y lo "peor", y aún más, quién es "mejor" o "peor" en el ámbito educativo? ¿Y es posible hablar de "lo mejor" y "lo peor", plantearse en esos términos, cuando se trata de educación? ¿Hay escuelas o liceos "buenos" y "malos"? Es más, ¿hay estudiantes "buenos" y "malos"? Y de haberlos, ¿quién o qué define que lo son? ¿Una prueba, la aprobación o reprobación de un currículum, la cantidad de información, conocimiento o relaciones que se manejen, el cómo se manejen? ¿La aplicación práctica que se haga de los conocimientos? Y me atrevo a preguntar más: ¿la capacidad creativa? Porque, ¿no requiere también una gran capacidad creativa (incluso más que la mayoría) el inventar nociones de realidad e instrumentos de exterminio masivos? ¿Cuál es el verdadero fundamento de lo que hoy se entiende por educación? ¿La educación? No, responde Casassus: la economía. Pura y simplemente, con toda su filosofía pragmática y numérica, por sobre las consideraciones humanas.
Pero para llegar a este nivel de análisis, y a la acción a la que tendría que empujarnos, tendríamos que detenernos, y con nosotros al mundo entero. Porque, replicamos, aún desde nuestro convencimiento más humanitario, ¿cómo es posible detenerse sin ser aplastado y caer en el "fracaso"? O peor, en el caso de los que educan: ¿cómo permitirnos intentar ser consecuentes sin llevar al "fracaso" a los que educamos? Porque mal que mal esto es lo que hay, y lo que "se nos pide" (afirmación implícita de que somos meros replicadores y empleados obedientes) y esto le van a exigir en esta sociedad. Porque "esta es nuestra realidad". Y en esa lógica, continuamos replicando un modelo de sociedad que curiosamente no "es", sino que fue creado (y al que detestamos y reconocemos como inhumano). Nos fue dado, y lo peor es que lo aceptamos como un "destino". Así es la realidad, ¿qué se puede hacer? Réplica exacta del pensamiento mítico (como bien dice Paulo Freire) más antiguo y arcaico: los dioses lo han dispuesto así, nada puede ser cambiado, y si lo es, vendrá un castigo o una desgracia. Entonces entendemos cuando Juan Casassus nos dice que la base del pensamiento educativo hoy es "arcaica". Es un retroceso. Todo lo ganado por el Iluminismo, la razón y el pensamiento como liberación de las cargas inhumanas, controladas por fuerzas externas y castigadoras, impulsadas por el miedo a lo que pasaría si dijera que no o si me atreviera a ir más allá, parece haberse perdido.
Lo peor de todo es que seguimos con el discurso iluminista: el progreso, la razón, el ideal, luchar por lo que se cree. Pero es sólo un discurso. Mentimos, y nos mentimos. Y somos sarandeados de un lado a otro, y vamos confundidos y angustiados por los fracasos (que se repiten una y otra vez a pesar del sentido práctico con que intentamos evitarlos), y la sensación de que somos meros objetos, y que no pintamos nada en las decisiones de los que detentan el poder. Porque eso sí es cierto, pero es cierto porque permitimos que lo sea, y lo permitimos porque nos han arrebatado la capacidad de pensar que es posible que no sea así.
Juan Casassus habló, explicó, dio cifras incluso, y no sólo teorizó, sino que habló desde su experiencia concreta como educador y especialista que ha estado inmerso en esos procesos de estratificación de la educación. Y aún así, aún hay quienes pretenden creer que es sólo una "interpretación teórica" sobre la educación, incluso "idealista". Como si no hubieran sido los idealismos los que lograron, y siguen logrando, los cambios humanos en este mundo desde mucho a pesar de nosotros mismos.
Pero el pesismismo no es un lujo que nos podamos dar. Menos ahora. Y ver y escuchar a Cassasus nos recuerda eso. Estarán los que lo escuchen incrédulos (porque su capacidad de creer en algo más que esta realidad ha sido sofocada), otros que lo aplaudirán (porque interpreta sus anhelos y convicciones que jamás se atreverán a poner en movimiento por temor), y otros que estarán de acuerdo y harán sus reflexiones, pero nunca irán más allá de esas reflexiones, y si lo hacen lo harán siguiendo las reglas, incluso aquellas contra las que despotrican, y con eso contradecirán su propio discurso, y mantendrán una "leve" postura crítica, insuficiente a la hora de la definición real. Porque para eso se requiere tener valor, en todo el sentido del término. Un valor que, sin duda, tal vez también necesitó alguna vez Casassus para dar un "giro" a su propio pensamiento.

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